No sé ustedes, pero yo he sido muy feliz estos últimos días en cuarentena. En lo personal, no me considero una persona anti-social pero sí creo que, de vez en cuando, el ritmo de la vida misma puede ser too much.

Estos últimos días he tenido el tiempo para TODO, literal. Adelantado cosas que tenía pendiente desde no sé cuando, cocinar rico (que por cierto amo), he hablado con mi gente, hecho ejercicio, tomado agua, tomado sol, meditado, jugué Monopoly con mi abuela y hermano (cosa que no pasaba desde el 2000), he disfrutado a mi familia y pues bueno, más que nada he tenido el famoso ME time del que tanto se habla.

Lee también: #Covid19: Este gadget le dará la protección y limpieza a tu piel

También me he dado cuenta que vivimos rodeados de queja, literal nada nos parece. Que sí tenemos una vida muy acelerada, que sí tenemos o no tiempo, que si ya me aburrí, que sí mucho Netflix, que sí bla, bla bla. Está cañón como nunca nos es suficiente. Creo que siempre nos dejamos llevar por ese miedo colectivo que nos rodea y la verdad cómo no hacerlo si todas las noticias que vemos o recibimos son casi, casi para pensar que tenemos los días contados. A lo que voy con esto es que nos volteemos a ver a nosotros. ¿De verdad estoy ansioso por salir? ¿Neta no estoy disfrutando estar en pants sin ninguna necesidad de contestar Whatsapps? ¿Real no vivo feliz sin el fomo? ¿De verdad no necesitaba desacelerar mi paso para regresar a todo lo que realmente me importa?

Creo que el propósito de esta pausa obligada está más claro que nunca y es regresarnos al origen, a la introspección, a nuestro nicho que es la familia (escogida o biológica), estar lejos de la castañuela social que tanto nos gusta pero ahhh como nos desconecta, escucharnos, disfrutar cositas tan chiquitas como un juego de mesa en familia o hacer ejercicio en casa.

Lee también: En 10 minutos, lograrás los abs que siempre quisiste 

En lo personal, llevo casi una semana en aislamiento y obvio hay momentos que ya no se que pared escalar pero en general ha sido un lapso de tiempo para hacer cosas que de verdad disfruto y en el día a día no hago. Han sido días de mucho pensar y no hacer nada pero a la vez todo. De descubrir que no se necesita todo el dinero del mundo para lograr o hacer cosas que quieres. Que la tecnología es un GRAN privilegio del que gozamos pues con un solo click tenemos toda una comunidad unida. Me explota el corazón de ver la resiliencia del mundo y me sorprende ver como las cosas más chiquitas como música en un balcón o conciertos online están uniendo al mundo.

Honestamente todavía no entiendo por qué nos tocó vivir esto pero estoy más segura que nunca que es para algo mágico. El que se propone a llegar del otro lado siempre está destinado a lograrlo y así veo todo el tema del Covid-19, la cuarentena y todo lo que viene. El mundo será otro a.Covid y d.Covid pues la humanidad está lista para recibir toda esa calma y luz que vienen después de la tempestad.

-Pau