Es un hecho: el mar lo cura todo y nadie lo puede negar. Después de varios años de debatirme cuál es el lugar en donde más cómoda y feliz me siento, este año comprendí que el mar es mi happy place. De hecho, ya había escrito algo de lo mucho que amo Acapulco y hoy escribí un pequeño poema a todos los océanos del mundo.

______________________
«Siempre he tenido la idea que los seres humanos somos un océano infinito donde estamos llenos de diferentes temporadas. Siempre en movimiento, unas son más buenas que otras. Como las olas, tenemos un ir y venir en la gente que nos rodea, situaciones que vivimos o cosas que cuando menos te das cuenta ya fueron y vinieron. La palabra fuerza forma parte de nuestro día a día pero solo hay que ponerla a prueba para reconocerla. Tenemos la habilidad de soltar lo que no nos hace bien y quedarnos con todo lo que nos da claridad y mejor nos va. Somos seres vivos que a pesar de todos los factores que no podemos controlar, sabemos brillar. Siempre podemos navegar o bucear. Nunca sabemos el fondo de nuestro mar pero sí cuánto más podemos nadar para estar en ese lugar. En fin, siempre voy a estar obsesionada con el mar y podría pasar mi vida haciéndole preguntas».
PEM